viernes, 4 de septiembre de 2009

Anticiparse

Podemos vislumbrar los nombres que, aunque el pudor nos impida mencionar, el realismo nos susurra dejando un rastro de mala conciencia. Y en un ejercicio de imaginación, también podemos ya trazar las líneas maestras de aquellas necrológicas cuya proximidad más tememos, intuir qué firmas levantarán la mano para erigirse en portavoces del dolor para describir tangenciales ciertas notas de una vida, y reescribir las mismas frases que se dicen desde siempre. La conversación baja de un familiar, el lirismo impostado del entrevistador en su versión cálida. La fotografía que ya está hecha y que ahora duerme esperando, en medio de algún orden oscuro de archivos, a que llegue el día en que el director estime oportuno llevarla a la portada de la edición de papel. La sorpresa no es producto de la novedad, sino la consecuencia de un pasado que se venga de nosotros cuando no queremos recordarlo.