martes, 13 de diciembre de 2011

La mirada atrás




"Como dice la placa, en el lugar del actual edificio del n.º 15 de la Schwarzspanierstrasse, custodiado ahora por una intratable portera que me echa inmediatamente con malos modos, estaba, hasta 1904, la casa en que murió Beethoven. En esa misma casa, en la noche entre el 3 y el 4 de octubre de 1903, Weininger se disparó un tiro en el corazón. Pocas semanas antes había descrito la sensación de extravío que se siente cuando, en el camino, nos volvemos atrás y vemos el trecho recorrido, la vía indiferente cuya fuga rectilínea expresa la irreversibilidad del tiempo. Al final sólo queda eso, la mirada hacia atrás que percibe la nada."

"Es precisamente Heidegger, por otra parte, quien se opone felizmente al culto del arraigo; en los mayores momentos de su obra enseñó que "el extrañamiento es un modo fundamental de ser-en-el-mundo", que sin desorientación y sin pérdida, sin errar por senderos que se extravían en el bosque, no hay llamada, no es posible escuchar la auténtica palabra del Ser."

Fragmentos de "El Danubio" - Claudio Magris, 1986

sábado, 3 de diciembre de 2011

Sábado




También los niños con pelo a tazón, como sus madres que hurgan en el bolso mientras los riñen, como quien sonríe tenue y mercantil bajo el tocado corporativo; todos, hijos, madres, cajeros, todos necesitan mear el agua contenida en la coca cola, los mismos hielos derretidos, y también tienen ganas de llorar alguna vez. Como las parejas que cenan acompasando miradas bovinas al ritmo circular de los labios, bajo una luz de sala de cine recién desvelada, en mitad de los créditos que sólo tres personas leen todavía, lentamente se enrollan de nuevo las bufandas, se levantan de sus asientos, uno de ellos se gira para fruncir los ojos y la espalda y así saber quién compuso una música que olvidará unos minutos después, informaciones que son de pronto irrelevantes a causa de una luz omnisciente que dice tan poco como lo que todo dice, que recuerda a la varicela de dorados de algún baño pretencioso, a una carcajada sin causa, a un tanatorio de diseño. Parejas jóvenes unidas por relaciones refrigeradas que mastican despacio el big mac, no falta tiempo, es larga la noche, y lanzan trémulos los dedos hacia las patatas fritas que yacen apiladas bajo un armonioso zigzag de ketchup y entonces, en medio del rumor clínico del lugar, crujen las franjas acharoladas del papel que se desliza entre las dos bandejas rojas, al tiempo que uno de los dos observa los relucientes paneles en los que parece que no se enuncian los menús, sino las películas entusiastas entre las cuales hace tres horas escogieron una sola, cuando reinaba entre ellos la misma pacífica armonía que ahora emanan las órbitas funcionales de sus labios apretados.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Fusión




Hablo de un anuncio de Casa Tarradellas, otrora modesta fabricante de fuets, actual multinacional alimentaria. En él se nos muestra a una pareja de añosos payeses de cabello nevado convertidos en ágiles cocineros de pizzas, altos ambos, de porte aristocrático o cuando menos burgués. Sonríen constantemente, como si fueran inmunes a la enfermedad, a cualquier afección, ya incidiera sobre el alma o sobre el cuerpo; la muerte no es más que una entelequia en ese enclave rural donde armoniosamente se alternan tierras de labor y bosques. Tienen estos seres afortunados; imagino que ellos serán la razón, el basamento fundacional de la Marca, quiero pensar que esa masía será la genuina Casa Tarradellas, y ellos el Matrimonio Tarradellas; decir Masía Tarradellas habría cargado mucho de catalanidad la marca, por ello, algo más transversal, más digerible en Extremadura y en Cantabria, dejémoslo en Casa Tarradellas, menos regional, apto para las zonas frías de todos los Carrefour de España, sin problemática incursión en cuestiones políticas, para que el madrileño recalcitrante pueda ponerla en su carro de la compra sin que le asalte la molesta imagen de Mas o de Llach o de Ferrusola. Tienen estos payeses, digo, un inmenso horno como de trattoria. No nos lo ofrece el anuncio; pero el espectador intuye que han abierto con tijeras la pizza Casa Tarradellas, con cuidado de no cortarse las manos con ese plástico duro y traicionero, aunque ellos quizá nunca se cortan, como no se duelen, ni tampoco sus nietos, que son rubios y también sonríen como un espejo, como las infantitas, tanto las Habsburgo de Velázquez como las Borbón de Hola. Habrá abierto la pizza él, pues en esa casa de septuagenarios las tareas se reparten equitativamente, ¡Y hoy los nietos les han ayudado a poner la mesa! La han introducido en el horno con la pala inmensa, tostada de mil pretéritos servicios, (en la Masía o Casa Tarradellas, han debido hornear miles de pizzas Casa Tarradellas, y pienso ¿Encender ese enorme horno para una, pongamos dos pizzas? derroche energético, como las montañas de Ferrero Rocher en casa de Judith Mascó, siempre Cataluña, como sinónimo de excelencia y abundancia alimenticia) y ahora la han sacado. Se nos muestra la pizza Casa Tarradellas humeante y deliciosa, ahora advertimos sus ingredientes, para que los nietos se reconcilien con el pasado, con sus raíces, con la vida campestre, con los paisajes escuetos que Pla describió en escuetas líneas; todos resumidos en un símbolo: la Pizza con Jamón de York y Queso, que quiere ser, con Lionel Messi y EyeOs, símbolo de la Cataluña contemporánea. Los niños perseguirán durante la sobremesa a los sonrosados cerdos de la Finca, cuyos magros tendrán cita algún día no lejano con el horno, hasta que sus padres, la generación-enlace, que acaban de llegar, les abran la puerta del coche familiar ¿Quién de los dos será el hijo del matrimonio Tarradellas? ¿Habrá yerno o nuera? Tendremos que conformarnos con la incertidumbre, pues ambos son igualmente rubios y sonrientes: la felicidad es masiva, también viaja dentro del vehículo familiar, no ostentoso, pero sí confortable y nuevo y limpio. Hay anuncios así, tantos, y rara vez les reconocemos el valor que tienen, pasan por los intermedios sin que les demos siquiera el beneficio de la observación.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Compatriotas



"Tampoco yo soy – o al menos no me considero – un mal catalán. Ni mi padre. Ni nadie, que yo sepa, de mi familia. Admiro y quiero – porque son rabiosamente “míos” – a Maragall, a Verdaguer y a Rusiñol, pero también me pertenecen – y no estoy dispuesto a ponerles una barretina sobre la tumba – Cervantes, Quevedo y Lope. He sido educado en una idea universalizada de la cultura y, por muy pequeño que sea el universo – que sí, que lo es -, me niego a empequeñecerlo todavía más. En el fondo de mi corazón sólo considero compatriotas a quienes leyeron los mismos libros que yo he leído. Lo demás – como dijo Shakespeare – es silencio." Adolfo Marsillach - Tan lejos, tan cerca

Todos conocemos la afrenta con que el salaz y coquetuelo Josep Antoni Durán i Lleida ha enfurecido de manera transversal todas las dignidades andaluzas. Pues bien, como indignada respuesta ha elaborado el Sevilla F.C., o sus mentes ejecutivas, que no pensantes, un enaltecedor lema. “Orgullosos de Andalucía”; eso nos comunicará cada una de las once camisetas que disputarán el próximo partido de fútbol contra el F.C. Barcelona a los que permanecemos desapercibidos de su intenso amor al terruño; yo sí, tú no. “Orgullosos de” se escribirá en una tipografía muy sobria, de leves tonalidades marciales (según mi sesgado criterio), sin espacio para el regocijo estético; la palabra “Andalucía”, por el contrario, se imprimirá tal cual aparece en los catálogos turísticos y la publicidad de televisión, como en esa tornasolada cornisa que domina el Paseo de la Castellana, cerca de Plaza de Castilla; con esa tipografía orientalizante que todos hemos visto, con ese duende… Casualmente, la autoridad turística se encuentra dentro del grupo de los patrocinadores del Club. 


Lo lamento por los pobres béticos, a los que la hipocresía y la inabarcable masa acéfala que constituye el grueso de los españoles (no sólo los andaluces) harán quedar en el cuadro como unos malos andaluces, como menos andaluces, en todo caso, que sus dignos vecinos del barrio de Nervión. Se puede ser andaluz y se puede no serlo, como catalán, se es catalán o no se es catalán; no hay nadie menos catalán que otro, no hay nadie más andaluz que otro. Hay andaluces y no andaluces, hay catalanes y no catalanes; hay gente que se aprovecha y gente que no se aprovecha; hay gilipollas y no gilipollas.

lunes, 10 de octubre de 2011

Compartir




Ya sea teclear, pronunciar, escribir a bolígrafo en un trazo imperfecto: el sencillo placer de reproducir las letras de un nombre que nos es afecto, en un ejercicio de algo que podríamos denominar fetichismo autográfico; son suyas sus letras, pero soy yo quien las está reuniendo y son mías ahora sus resonancias. Hay un sobresalto las escasas veces que lo escuchamos radiado, en televisión, si sobre ello leemos en la prensa; un sobresalto que no es del todo placentero, pues en él se entremezcla el orgullo del que se sabe muy adelantado en el conocimiento, con un cierto temor a compartir, pues sentimos que puede dejar de ser nuestro, y lo que al dominio de lo público se le transfiere, rara vez se recupera en el mismo estado. Al traerlo dentro de una conversación, uno tiene la ilusión de la alineación, si lo enuncia en medio de algún desdichado círculo que nada ha oído previamente, o que quizá sí lo ha hecho, pero se ha permitido el lujo de la indiferencia, que nos parece a partes iguales inconcebible y rechazable ¡Si no fuera por mí, nadie le haría la justicia de la defensa! Es la tiranía de lo amado la que nos hace intransigentes y excesivos y nos animaliza; el duelo intenso, expresado de mil formas, que sobreviene al escuchar una mala palabra sobre lo que consideramos sagrado, sobretodo cuando tememos que pueda ser razonable. 

lunes, 19 de septiembre de 2011

Roma y ayer




“Ésta es la gran dificultad de las artes y de la literatura en el siglo XIX. El mundo está lleno de personajes que por sus riquezas están llamados a comprar, pero que, por su gusto grosero, no pueden apreciar. Esta gente son pasto de los charlatanes”. 
Noviembre de 1827

“Generalmente los extranjeros maldicen de los restos del templo de Antonino el Piadoso, aunque estas once columnas constituyen acaso las más bellas ruinas de este género que existen en Roma. Se ha construido en ellas la Aduana. Aquí conducen al desdichado extranjero que llega; y si han llegado antes que la suya tres o cuatro calesas, y están llenas de ingleses cuyo spleen aprovecha la ocasión de una querella con los aduaneros, se puede muy bien esperar dos o tres horas. ¿Os enfadareis? That is the question.”
6 de diciembre de 1827

“[…] Realmente, al ver San Pedro adornado con sus más bellas galas, tan alegre y tan noble, no se podía uno imaginar que la religión cuya fiesta se celebraba anuncie un Infierno eterno que ha de tragarse para siempre a la mayor parte de los hombres. Multi sunt vocati, pauci vero electi.” 
25 de diciembre de 1827

“En Italia, en cuanto se ve un paseo con árboles, puede asegurarse que es obra de un prefecto francés. […] Los italianos modernos aborrecen los árboles; los pueblos del Norte, que no tienen necesidad de sombra veinte veces al año, les tienen un gran amor; esto se debe al instinto de esa raza de hombres nacida en los bosques.” 
4 de marzo de 1828

“[…] Un prefecto de policía razonable que suprimiera las malas costumbres y los malos olores haría de Roma una ciudad perfecta.” 
30 de abril de 1828

Stanze de Rafael en el Vaticano. “Hace un mes, un inglés sacó del bolsillo, según dice el conserje, una pequeña navaja y se puso con toda tranquilidad a arrancar de la pared un trocito de pintura, probablemente para colocarlo como recuerdo en su biblioteca.” 
5 de mayo de 1828

“La pereza del romano actual es tan grande, molestarse es para él un suplicio tal, que, a pesar de la perspectiva de la mancia*, varios nos han dicho que el palacio confiado a su custodia no tenía nada de particular.” 
1 de julio de 1828

“León XII se ha propuesto reconstruir San Pablo. Unas frases llenas de énfasis aparecidas en el diario oficial de Cracas nos hacen saber de cuando en cuando que llega para San Pablo una columna de mármol de la cantera que está a orillas del lago Mayor, cerca de las islas Borromeas, en Lombardía; estas columnas vienen embarcadas por el famoso canal del Milanesado […]. Llegan a Venecia, dan la vuelta a Italia, y el Tíber las transporta a unos centenares de pasos de San Pablo. Después de un siglo o dos de esfuerzos inútiles, se renunciará al proyecto de reconstruir esta iglesia, que es, por lo demás completamente inútil.”
4 de julio de 1828

“Una cosa que me molesta en Roma es el olor a col podrida que infecta esta sublime calle del Corso. Ayer, tomando un helado en la terraza del Café Ruspoli, vi entrar tres entierros en la iglesia de San Lorenzo in Lucina, que está rodeada de casas como San Roque en París. Hay doce entierros cada día. Estos cadáveres son enterrados en un pequeño patio interior de la iglesia, y hoy hace un viento de scirocco muy cálido y muy húmedo. Esta idea, con razón o sin ella, aumenta la repugnancia que produce el mal olor de las calles y el gobierno de este país.”
10 de octubre de 1828

“[…] la religión cristiana, parecida a esos grandes ríos que varían su dirección según los obstáculos que encuentran, ha cambiado la suya cada dos o tres años.” 
15 de octubre de 1828

“Todo el mundo finge adorar todo esto y repite frases, lo esencial es elegirlas bastante modernas para que no sean ya lugares comunes. Nada tan divertido como esas caras aburridas que se encuentran por doquier en Roma y que fingen admiración apasionada” 
11 de octubre de 1828

“[…] El concilio de Trento ha creado la religión tal como la vemos hoy. Los papas comenzaron a temer los escándalos causados por los cardenales, y no metieron, en general en el Sacro Colegio más que a los imbéciles de alto linaje. Ahora todo va mejor.” 
20 de octubre de 1828

“El Jueves Santo, las iglesias, no dejan de predicar contra ese traidor que vendió a Cristo; y a la salida del sermón, cada hombre y hasta cada niño da una puñalada al infame Judas llenándole de imprecaciones. [...] Al día siguiente, viernes, descuelgan a Judas, le arrastran por el fango hasta la iglesia; el cura explica a los fieles que Judas fue un traidor, un masón, un liberal; el sermón acaba entre los sollozos de la asistencia, y allí mismo, ante aquella figura llena de fango, el pueblo jura odio eterno a los traidores, a los masones y a los liberales, después de lo cual Judas es arrojado a una gran hoguera.” 
20 de octubre de 1828

“Estos buenos frailes examinan con mucha curiosidad las cruces y las condecoraciones, y no aprecian a un hombre más que por la ropa” 
25 de diciembre de 1828

“[…] Una justa desconfianza informa todo lo que ocurre en la muerte de un papa. Pues, al fin y al cabo, el papa difunto no tiene familia presente, y los personajes encargados de elegirle un sucesor podrían enterrar a un papa vivo. […]”
14 de febrero de 1829

Fragmentos extraídos de “Paseos por Roma”, Stendhal, 1829.

*Mancia. Propina

jueves, 8 de septiembre de 2011

Práctica




Pido disculpas de antemano por el abstruso razonamiento que sigue.

Existen el “profesor en excedencia”, el “médico en excedencia”. Al conjunto de los funcionarios públicos, tan atormentados en estos meses, asiste este derecho que, para el resto de los trabajadores, equivale a “darse de baja”. Hay trabajadores que “se retiran prematuramente”, los hay que “son prejubilados” y lo que todos comparten es la postrera “jubilación”, sean funcionarios públicos, autónomos, empresarios o empleados.

Estamos de acuerdo en que “un funcionario en excedencia” o “una camarera de baja” no dejan de ser, por razón de la interrupción de su función, “funcionario” y “camarera”.

Pero, del mismo modo, asumimos que un “bancario prejubilado” o un “torero retirado”, como consecuencia de su “prejubilación” y de su “retiro”, dejan de ser a todos los efectos “bancario” y “torero” respectivamente (más allá de las febriles exclamaciones que algún aficionado puedan dirigir al segundo). ¿Nikki Lauda fue o es piloto? Nikki Lauda es quien fue piloto, pero ya no pilota profesionalmente o, lo que es lo mismo, ha abandonado la práctica del pilotaje profesional. En rigor, a Nikki Lauda se le ajusta mejor la condición de “ex piloto”.

En consecuencia, se puede decir que, en el campo de las “profesiones”, del ejercicio de “una ciencia, un arte, un oficio”, dejar de practicar equivale a dejar de ser.

Entremos ahora en el terreno de las “ideas”, las “inclinaciones”, las “doctrinas”. Se trata de un área menos reglada, por no exceder los límites de la “libre conciencia”, de los “apetitos individuales” o de las "preferencias” y no ser requeridas “pruebas”, por así decirlo, teniendo por tales los contratos, los carnets, los diplomas que sí han de justificar respectivamente los empleos, las militancias, los grados académicos. Sería absurdo hablar de un “aficionado al bricolaje en excedencia” o de una “cinéfila de baja”, como de una “lectora no practicante”, o de un “marxista no practicante”. ¿Es de verdad una lectora? ¿Es de verdad un marxista? También aquí, y con mayor motivo, cualquiera comprende que dejar de practicar equivale a dejar de ser.

Preguntados acerca de sus creencias religiosas, pocos españoles (confieso que ignoro las costumbres de otras naciones) tienen reparo en definirse como “católicos no practicantes”, una expresión sólo superada en usuarios por el adjetivo “liberal”, aunque igualada en opacidad con él.

Intuyo que colocan la coletilla “no practicante” para testimoniar su escaso hábito de participar en la misa o celebración de la eucaristía, un hecho que, por sí mismo, ya menoscaba gravemente su condición de católicos. Pero en la sexta acepción que la palabra “práctica” tiene en el diccionario de la RAE, que es la que ha de atenderse en este caso, surge una sorpresa. Aquí leemos: “aplicación de una idea o doctrina”. De acuerdo con esta definición, autodenominarse “católico no practicante” supone, no sólo la transgresión que constituye el desprecio hacia la celebración de la eucaristía, sino que implica también el pecado casi irremisible de contravenir conscientemente el mensaje de Jesús de Galilea, mientras uno gusta de llamarse “cristiano”. Ahora pienso que quizá muchos de ellos se encuentren cómodos dentro de este retrato, al fin y al cabo.

“Soy miembro del Consejo de Administración de Berkshire Hathaway, aunque no acudo a las convocatorias”. “Soy especialista en la obra de Flaubert, pero declino la lectura de Madame Bovary”. “Soy Ayatolá de Irán, pero evito la liturgia y tengo gran estima por los torreznos”. “Estoy comprometido con Michelle Jenner, pero no soy practicante”. Todas ellas frases que, al ser releídas (principios enunciativos, finales adversativos), se me figuran como grandes títulos, fabulosas dignidades, con que subrayar nuestro nombre en Twitter, para que aparezcan en cursiva a la vera de la más seductora de nuestras sonrisas.

martes, 6 de septiembre de 2011

Tendencias



De vez en cuando no son horas perdidas las empleadas en Internet. No he tirado la tarde, aunque se me haya pasado aquí sentado, como otras tantas anteriores, es reconfortante poder pensarlo tras cerrar el enésimo saco de pestañas ignotas en que hemos convertido la pantalla. Hace días que descubrí la existencia de Google Trends, página donde el motor de búsquedas se analiza a sí mismo, en una suerte de robótica introspección. Se trata de una herramienta que combina la banalidad de un puntual entretenimiento con un trasfondo tan largo como oscuro, donde se nos sugiere que este coloso (y otros bien conocidos por todos) se ha constituido ya en la mejor fuente de datos estadísticos que ha existido, esto es, en una enorme industria de la omnisciencia. Dijo Rafael Azcona que la primera vez que se puso a mirar al cielo para filosofar, tropezó con una piedra y se cayó. Teniendo presente la lección, me centraré en el primero de los aspectos:

Comencemos con un escueto término que siempre ha resultado muy agradable y evocador al oído patrio: “Piso”. Obtenemos un resultado que, no por esperado, deja de ser entristecedor: “Piso” baja perceptiblemente en número de búsquedas desde 2008. Durante todos los años estudiados, que son los que median entre 2004 y el presente, encuentra sus picos en el otoño, para invernar después.

“Inversión”, esta palabra tiene una lánguida evolución, la de un medroso arroyo que se dirige a ninguna parte. “Inversión” se nos va. Tampoco “Hipoteca” vive su mejor momento; muestra solidez hasta comienzos de 2009, pero registra un radical declive desde entonces hasta hoy.

“Moët Chandon” se transmite en flechas afiladas cada Navidad amenazan con romper la tabla, inmunes a la precariedad generalizada. Parecieran corchos desbocados que impactan contra el techo en medio del alborozo familiar. Son los zaragozanos (?) los más interesados en “Moët Chandon”. Semejante evolución tienen “Reyes Magos”, con sus perfectos picos coincidentes con cada fin de año, como un camino de espinas equidistantes.

Con “Vacaciones” el gráfico se contornea en forma de sucesivas olas marinas (cada vez de menor alzada, todo hay que decirlo), ¡Qué bella metáfora! Y parece acompasarse con “Vacaciones” un sintagma de gran actualidad: “Rayos Uva”. Pero “Rayos Uva” siempre precede a su compañera en uno o dos meses, tiempo necesario para afrontar el estío con garantías: ¡No vayan a pensar que no hemos podido irnos de vacaciones!

En otro orden de cosas, las ciudades de Murcia y Alicante son las que más teclean en Google la palabra “Corrupción”. Ahora, si probamos a escribir la palabra “Mercedes S”: vuelve a destacar el interés que existe en Murcia. Sin embargo, es en Galicia donde más interesa “Maserati” y en Alicante donde más se teclean las altivas letras de “Porsche Cayenne”. La encantadora diversidad de las pequeñas burbujas regionales, como pompas de jabón que, compartiendo la esencia, se reparten el espacio, adheridas las unas a las otras, cuerpos impenetrables que se saben hermanos, ¡Hermanos que no se conforman con cualquier cosa!

“Religión”. En medio del descenso que ha sido constante desde el comienzo de las mediciones, se registran radicales desapariciones durante los primeros veranos analizados. La gente tiene la cabeza en los “Rayos Uva” y las “Vacaciones”, excepto en Pamplona, que lidera las búsquedas y ni siquiera en verano se desentiende de Dios. Si optamos por escribir “Camino Neocatecumenal”, nos sorprende otra vez que los habitantes de Murcia encabezan las visitas. Es decir, que los naturales de Murcia mandan en “Corrupción”, “Mercedes S” y “Camino Neocatecumenal”. Dios me libre de atribuir esta coincidencia a otra razón que la casualidad. No lo he comprobado, pero supongo que también serán líderes en “Caravaca de la Cruz” y en “Caldero murciano”; esto lo digo para corregir las conclusiones de los malpensados.

En otro orden de búsquedas: suben “Intereconomía” y baja “Operación Triunfo”. Suben las palabras “porn” y “porno”, con un leve decaimiento en 2011. Me atrevo a suponer que los intensos vaivenes macroeconómicos de este año han afectado incluso a la más íntima afición de los españoles, ¡Quién habría podido predecir este repentino acceso de castidad que se ha posado como una evanescente bendición sobre Roma!

¿Existen “flores de un día” entre las estadísticas? Por supuesto. Baste como ejemplo de ello el tecleo de: “I love you mi vida” por D’Nash, canción que representó a España en Eurovisión. Forma una de esas abundantes figuras-fuente, una puntual fiebre iniciada y terminada a comienzos de 2007. Mejor sería olvidar que un día fue titulada una canción con ese nombre, pero este hecho es incontrovertible, las manchas en la Historia no se pueden borrar. Eurovisión es una inefable prueba de ello. “Os dedicamos un espacio para compartir esas risas, esas quedadas, esos abrazos, esos besos y en definitiva, esos recuerdos…” Eso dice D’Nash en su página web oficial, donde abundan las fotos de los tres jóvenes dirigiendo intensas miradas a un horizonte crepuscular. Tendencias.

viernes, 19 de agosto de 2011

Danza Kuduro


Son siempre enternecedores los voluntariosos intentos vaticanos por congraciarse con la juventud y es digno de celebrarse el último episodio de este pretendido alineamiento con los entrañables códigos de los que habitarán el futuro, llevados a ello por el deseo de sustraerlos, tan imberbes, ¡aún a tiempo! de la perdición eterna que acecha al colectivo de los impíos, de esos que creen que se puede vivir sin abrazar la fe. Este santo ánimo depara momentos gloriosos e imperecederos, que nunca dejarán de renovarse; así lo espero.

Madrid, Plaza de Cibeles, 18 de agosto de 2011. El inclemente Sol de la tarde no consigue aplacar el fervor de los miles de jóvenes píos que agitan una variedad de banderas que parece mayor que la de los países que caben en La Tierra. Aguardan a la llegada del Santo Padre, que vendrá montado en una urna blanca que camina. ¿Qué canción elige la Jerarquía para ensalzar el alborozo desbordante de la espera, para que no decaiga la moral de todas las pubertades congregadas? “Quién puede parar eso que al bailar/ Descontrola tus caderas, sexy/ Y ese fuego que quema por dentro/ Y, lento, te convierte en fiera” Elige la musical orfebrería de la “Danza Kuduro”.

Es una lástima que, en un acto de contención, alguien haya tenido la ocurrencia de omitir la letra de la canción. ¡No vayan las masas fervientes a lanzarse a perrear cuando la urna y los apostólicos guardaespaldas que la protegen pasen por delante! Por suerte, la atronadora sección rítmica parece transmitir en toda su pureza el contenido de unos versos tan entusiastas.

Minutos después, con el Santo Padre recién llegado al escenario, recibe la bienvenida de Monseñor Rouco, con el rictus jovial que es hábito en él: “Madrid, querido Santo Padre, su Iglesia diocesana, sus diócesis sufragáneas y todas las diócesis de España os acogen con emocionada gratitud, sintiendo y compartiendo el mismo ardor (?) del amor al Papa que sienten y manifiestan sus jóvenes. Vuestra visita es una visita de un valor excepcional. Con Vos viene “la Iglesia Joven”, acompañada de sus Obispos diocesanos, sacerdotes, consagrados y consagradas, en número y representatividad verdaderamente “católica” ¡universal! ¡Cristo, el Señor Resucitado, pasa a nuestro lado!”.

Es tarde ya, pero me permito sugerir que, para una próxima ocasión, y en línea con el carácter juvenil de este evento trienal, podría terminar Monseñor Rouco su discurso alzando los brazos para entonar: “con las manos arriba, cintura sola, da media vuelta y sacude duro” y entonces ofrecer el micrófono hacia la multitud, que cerraría en emocionada declamación coral: “No te quites ahora, que esto solo empieza/ Mueve la cabeza y sacude duro” (Bis).

martes, 16 de agosto de 2011

Fetiches



Pienso en la belleza complaciente del iPhone; tendido sobre la mesa nos mira del modo en que nosotros miramos al que toca música en nuestro vagón de metro. Otros se han acercado antes, pero sólo a Apple se le puede atribuir la fundación de esta era en que la calidad física del aparato se ha convertido en el verdadero objeto de la adquisición. Es hoy la obtención del ingenio el destino (colocarse primero en la cola y esperar el clímax de salir de nuevo al sol para erigirlo frente a un público anhelante) y es su uso continuado la sanción del éxito social; la comunicación no es más que una excusa, siempre subordinada. El adicto permanece tanto tiempo sobando el delicioso tacto exterior… admirando la pequeñez imposible de la tecnología, cuando parece contradecir las múltiples capacidades que esconde; tan bien las esconde, que muchas no llegan jamás a ser descubiertas.

Si Internet fuese un invento ya antiguo y, por tanto, descontado y fueran los libros, la edición de la literatura en forma de papel impreso, una idea reciente, porque a nadie se le hubiera ocurrido antes el absurdo de sacar las letras de las pantallas, ¿para qué?, se trata de una paradoja posible: los incas alcanzaron grandes conocimientos sobre astronomía y, sin embargo, nunca descubrieron la rueda (y nadie necesita nada que no conozca); si el libro se anunciara flamante, una novedad en su calidad bella y útil a un tiempo, nunca antes explotada, la abrazarían los creadores de tendencias: argumentarían entusiasmados que la calidad mate del papel es superagradable, que la policromía colectiva de los libros decora e intelectualiza las viviendas. Dirían que poder subrayar a placer otorga el privilegio de la disposición y de la permanencia de la opinión sobre lo leído, estaciones marcadas en nuestra propia trayectoria lectora, en el progreso de nuestra formación; valorarían la disponibilidad absoluta de los libros, que tienen la higiene de no necesitar corriente eléctrica, que no se llevan nuestro tiempo en el iniciarse, que no se apagan cuando se les aprieta demasiado, y donde se demora su lectura en olvidarse, pues tienen cuerpo y cuando pasamos la vista por delante de uno en particular y quiere ésta detenerse en su vertical, en un instante se rearma la experiencia de nuestra primera vez, en una punzada vertiginosa que nos recuerda quiénes fuimos y quiénes somos hoy, ahora mismo.

martes, 2 de agosto de 2011

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*- Tiene disritmia cerebral.
**- Una imagen del joven piloto despeinado y con gesto cansado.
***- "Monroy sufrió un ataque de ansiedad al descubrir que el público no la había votado para llegar a la final de Supervivientes 2011".

domingo, 31 de julio de 2011

Argh


Intentar alcanzar el final de la raíz sin conseguirlo. La grama. Tímidos brotes, aún albinos, no tocados por la luz, blandos al tacto, parecen inofensivos en medio del bancal. Esto pensamos semanas antes de que se hayan distribuido en un tapiz, constituyendo una dañosa presencia que se pierde en las profundidades, donde la tierra tiene otra humedad, otro color y otra textura. Se lamenta el agricultor: no debí pasar por alto la tierna amenaza. Pasos pequeños llevaron bien lejos a lo indeseado, yo sólo he hecho lo mismo que él, fueron ellos quienes empezaron, no podemos competir si no evolucionamos, aducirán en su defensa los imputados de News of the World, tan sólo una rama como tantas otras que tiene el arbusto, y no la más principal. ¿Cuántos de entre todos los fieles consumidores de esas páginas juzgarían denunciables hoy todas esas prácticas?; no serían tan ingratos con aquél que le brindó tan buenos ratos. Por suerte, vendrán otros que les devuelvan esa crónica social que se les hurtó, para consumir con pipas, con galletas, en la tranquilidad de la media tarde. Esto es censura, aducirán consternados y consternadas, tenemos derecho a saber, recordarán, virtuosos y virtuosas de la democracia, todos los adictos a una basura que ingieren para tolerar sus propias vidas, mira qué cartucheras, pues a mí no me parece tan guapa: menos es nada. Junto al saúco, entre el muro y el borde de la tierra, lucen bien aferradas verdolagas, y bajo sus pies, una condena de espinosas flores con forma de botón charro. Puede uno levantar la azada y ensañarse con ellas, pero no terminan. A unos centímetros, amarillean las tibias fuerzas de una planta de calabacín.

jueves, 7 de julio de 2011

El destino

En la olla hervían levemente varios dedos una salsa en la que se había cocido un morcillo de vacuno, vino tinto y un ramillete de hierbas aromáticas o bouquet garni, que ahora languidecía oscuro y blanduzco, esqueleto envuelto en chapapote. Se trataba de reducir la mezcla, es decir, de extraer la mayor cantidad del agua en ella contenida, con objeto de hacer más intenso su sabor, para después filtrarla y así obtener un digno acompañamiento para la vianda, devolverle su pareja, ahora maquillada y presentable ante los ojos del comensal. La luz cargada y turbia del neón iluminaba la cocina, oculta en las entrañas del edificio, a las que no alcanzaba la luz de la mañana. Un agradable fragor se entremezclaba en el ambiente con las otras preparaciones que mis compañeros trataban de hacer comestibles a mi alrededor cuando se hizo el tiempo de subir a almorzar, que siempre es tan temprano cuando se trabaja en estos lugares. Pero no es el antes sino el después lo que vine a contarte; no importa lo que quiera que aconteciera en medio del relajo de la brigada, mientras partíamos el pan cristianamente y lo remojábamos ausentes en alguna proletaria salsa del piso de arriba. De hecho, nada de aquello podría contarte, pues nada recuerdo. Sí recuerdo, en cambio, la vuelta a la marmita del submarino, minutos antes del comienzo del servicio. El temor abismal a la catástrofe y un alivio inmediato por saberme a salvo de la misma se me agarraron al pecho en inverosímil comunión, pues fui el primero en comprobar que, mientras todo ruido, toda actividad se habían detenido en aquel lugar, análogos a nuestro descanso, no había cesado, sin embargo, el fuego bajo la olla a mi cargo, donde ahora había tan solo un pegajoso dedo de salsa, en el que un rama negra de tomillo me devolvía un brillo acharolado: el edificio ya estaba salvado, yo todavía no. Fue entonces cuando la serenísima figura del profesor B., un joven desgarbado al que tratábamos de usted y que permanecía totalmente ajeno a mi atroz malestar, se acercó a comprobar la suerte de mi coquinaria. Blandiendo una cucharilla de café, hizo un tímido barrido sobre el emplasto casi sólido, aliénigena, que rechazaba mi mirada a la vez que palpitaba desafiante en el fondo del acero, y la llevó a sus labios. "¡Qué brillo tiene esta salsa!" exclamó con admiración sincera mirando a un punto indeterminado de la cocina, sin verlo. Agitado por la pasión, se dispuso a enriquecerla con Bovril, es decir, a acentuar sus rasgos, a aumentar el volumen sin sacrificar el acierto extraordinario que tenía ante sí, quizá el primer destello de un talento larvado. Olvidó por un instante donde se encontraba y qué hacía. Las mejores cosas son siempre fruto de la casualidad, cuando el destino se descojona en silencio de nuestros intentos por cambiarlo.