lunes, 27 de julio de 2009

Luis el Cabrón o El discreto encanto de la corrupción


"En los últimos días, Bárcenas ha insistido en su entorno en que está seguro de que podrá salir airoso de su declaración, que ayer se encerró a preparar con su abogado, Miguel Bajo. El tesorero del PP se va a concentrar en varias estrategias escapistas. La principal de ellas, defender hasta el final que él no puede de ninguna manera ser "Luis el cabrón". [...]
"El tesorero ha asegurado a su entorno que es absolutamente imposible que él sea "Luis el cabrón" porque en 2007 Génova ya había roto con Correa, que sin embargo sí organizaba, contratada por Francisco camps, los actos cuando Rajoy viajaba a Valencia, como sucedió en el mitin de la plaza de toros de las generales de 2008.
Bárcenas era la persona que más trataba con Correa, y fue el encargado de anunciarle que Génova rompía con él. Por eso, según varios testigos, entre ellos Isabel Jordán, ejecutiva de la red, entre los dirigentes de la red se decía que Bárcenas era "un cabrón". [...]
Aunque pudiera pudiera instalar en el juez la duda de que él no sea LB y Luis el cabrón, algo que afirman tanto el informe policial, como el de la fiscalía, como el de la Agencia Tributaria, como los testigos principales, tendría el problema de los apuntes de "LBárcenas"." El País, 22/07/2009

sábado, 18 de julio de 2009

Los dos


"Gatsby creía en la luz verde, el orgiástico futuro que, año tras año, aparece ante nosotros... Nos esquiva, pero no importa; mañana correremos más de prisa, abriremos los brazos, y... un buen día...
Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado". F. Scott Fitzgerald - El Gran Gatsby.

¡Los dos se quieren tanto a sí mismos! Como él, preferirían morir antes que ver cómo sus sueños van dejando de iluminarlos. Los dos se acompañan de sus contradicciones del modo en que se portan -o son portados- en los huesos de su esqueleto y son muy conscientes de ello.

Se saben tan quebradizos que tienen miedo de abandonarse en las fluidas corrientes de la vida, no desearían encontrarse con una felicidad que no han escogido previamente. Quizá los dos sigan aterrados por la posibilidad de tener una existencia imperfecta, y traicionar al culto debido a sus esperanzas, que sólo deberán morir cuando ellos lo hagan. Ellos no valoran la vida más allá de sus emanaciones de inmortalidad. Sólo lo que no es merece ser.

Antes lo creían, pero hoy ambos saben que hay algunas cosas que no pueden olvidarse. Se dan cuenta si un día alguien les pone delante El infierno tan temido. Son terreno fértil para las obsesiones; a veces desean con tanta fuerza que se olvidan de la razón y del objeto. Y sus incendios interiores producen tanto humo que a veces no saben ni siquiera dónde pisan.

Pero, por extraño que pueda resultar, ante otros ojos, ellos constituyen el último estandarte del Buen Sentido. Son de los que recogen del suelo una lata, si no han acertado dentro de la papelera. Si no fuera un disparate, parecerían haber brotado de algún libro abierto de Montaigne.

Y nunca, ni en los lugares más poblados y divertidos, en medio de las mejores fiestas, pueden evitar la tentación de marcharse para volver a estar solos, a esos tiernos monólogos interiores que apenas arrojan novedades, pero de los que no es previsible que se cansen. Y así consiguen ver que, con los años, cada vez en menos ámbitos se escapan del abrazo definitivo del nihilismo. "Definitivo" es una palabra que los dos aman y detestan al mismo tiempo.

Y aunque lo hacen, ninguno de los dos reconocería que, en algún punto entre Verrières y París, aún siguen buscándose dentro de Julien Sorel.

sábado, 11 de julio de 2009

Olvidos


Todas las neveras de un soltero se parecen. Casi un retrato de la vida circular que no deriva sino en el propio individuo que es su fuente, que carece de testigos continuados y, por tanto, concede desmedidos y secretos espacios a la frivolidad. Sólo los objetos que tú compras, que tú consumes, que tú decides desechar si los encuentras caducados. Varios son los alimentos -y digo alimentos- que invariablemente colocan al frío los solitarios, ¿Y no es la cerveza de entre todos ellos el auténtico emblema de la solitude, la síntesis de una vida sin destino decidido, tan sólo vislumbrado a regañadientes? Imperiales ejércitos de latas coloristas anuncian a su vez el imperio de la juventud despreocupada, nos alejan de los indeseables fantasmas de una madurez que veremos llegar, pero a la que no se espera despierto. A la cerveza le corresponde el pedestal que en los hogares adultos pertenece a las manzanas, a los yogures, a los garbanzos cocidos de ayer. La libertad, el espíritu de las tardes abiertas y disponibles, todo esto representa. La tristeza, la viudedad, el vacío, éstas son las sensaciones que depara la tarde en que descubrimos que debimos haber visitado antes el Mercadona, pues bajo la fría iluminación ronroneante no hallamos más que la sombra de la última lata que abrimos ayer, esa reminiscencia metálica que aún habita en nuestros labios.

domingo, 5 de julio de 2009

Swing 2


"El swing no es sólo un estilo de jazz o una forma precisa de manejar el palo de golf, sino un don del alma, cuya gracia no se adquiere a ningún precio. Se tiene o no se tiene. Swing significa oscilar, balancearse, mecer, blandir, hacer girar: son acepciones del verbo que se refieren a un movimiento armónico, que va de dentro a fuera del cuerpo hasta convertirse en aura. Las personas privilegiadas que tienen swing lo transfieren sin darse cuenta a cualquier acto cotidiano de su vida con una especie de ondulación espiritual. El swing se manifiesta al caminar, al sentarse o levantarse del sillón, al dar la mano a un amable desconocido, al llamar al camarero, al contar una historia a los amigos en la sobremesa sirviendo al mismo tiempo el vino, al agradecer con una sonrisa irónica un elogio merecido, al firmar un talón con o sin fondos, al mirar a los ojos con una intensidad medida al chico o a la chica que te gusta en la esquina de la barra, al acercar la copa a los labios, al hacer el amor, al desperezarse por la mañana, al echar media galleta al perro, al bostezar. [...] Tienen swing algunos pases de Zidane, el Ferrari de Schumacher en las curvas, el ritmo de ciertos cuentos de Borges, [...] Todo es blues, todo es jazz. Algún silencio es swing."
Manuel Vicent

"El jazz me enseñó cierta sensibilidad de swing, de ritmo, en mi estilo de escribir. Para mí las frases tienen un swing como lo tienen los finales de mis cuentos, un ritmo que es absolutamente necesario para entender el significado del cuento."
Julio Cortázar

viernes, 3 de julio de 2009

Swing 1


"[...] Hay primero una situación confusa, que sólo puede definirse en la palabra; de esa penumbra parto, y si lo que quiero decir (si lo que quiere decirse) tiene un suficiente fuerza, inmediatamente se inicia el swing, un balanceo rítmico que me saca a la superficie, lo ilumina todo, conjuga esa materia confusa y el que la padece en una tercera instancia clara y como fatal: la frase, el párrafo, la página, el capítulo, el libro. Ese balanceo, ese swing en el que se va informado la materia confusa, es para mí la única certidumbre de su necesidad, porque apenas cesa comprendo que no tengo ya nada que decir. Y también es la única recompensa de mi trabajo: sentir que lo que he escrito es como un lomo de gato bajo la caricia, con chispas y un arquearse cadencioso.[...]"
Julio Cortázar - Rayuela, capítulo 82

"Amar a Cortázar fue el oficio obligado de toda una generación. En él se reconoció una tribu, que a mitad de los años sesenta había descubierto con sorpresa que en castellano también se podía escribir con la misma libertad con que suena el jazz."
Manuel Vicent - Julio Cortázar: con el sonido y la libertad del jazz

La noche

"[...] Ven. Salgamos fuera. La noche. Queda espacio
arriba, más arriba, mucho más que las luces
que iluminan a ráfagas tus ojos agrandados
Queda también silencio entre nosotros,
silencio
y este beso igual que un largo túnel"
Jaime Gil de Biedma - Idilio en el café (1959)

"Let's swim to the moon, ah ha
Let's climb through the tide
Penetrate the evenin' that the
city sleeps to hide
Let's swim out tonight, love
It's our turn to try
parked beside the ocean
on our moonlight drive [...]"
Jim Morrison - Moonlight Drive (1965)